Hambre de poder: la codicia como historia de éxito
“La historia resulta triste, pero es casi un documento que uno debería ver, porque muestra cómo se hacen las batallas entre los sueños, los demonios y las fábricas que quieren amasar dinero.”
HAMBRE DE PODER
Esta película, dirigida por John Lee Hancock, cuenta los orígenes y apogeo de una de las franquicias más reconocidas en la historia: McDonald’s. Es así como Michael Keaton le da vida –aunque a veces parece que siempre hace de él mismo– a Ray Kroc, el hombre que logró llenar el planeta de hamburguesas.
La historia resulta triste, pero es casi un documento que uno debería ver, no por aburrido, sino porque muestra cómo se hacen las batallas entre los sueños, los demonios y las fábricas que quieren amasar dinero. Kroc pasa de ser un vendedor cincuentón de máquinas de malteadas a ser el dueño casi absoluto del negocio de los hermanos Mac y Dick McDonald, creadores de estas hamburguesas y del concepto de comida rápida con un sistema impecable y productivo.
Por momentos es muy aburrida y tiene un final predecible para aquellos que no aman el dinero. Sin embargo, hay que ir a las salas de cine y verla desde su propia mirada.
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