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Desmintiendo algunos mitos de nutrición

Para bajar de peso hay que comer sólo frutas, verduras y carnes magras. Definitivamente no.

No se trata sólo del tipo de alimento que se ingiere, sino también de la forma en que se lo combina y de la cantidad. Cada dieta tiene la debida combinación armónica y, en consecuencia, sus propias restricciones.

  • La obesidad es congénita, no vale la pena hacer dieta.

Esta información es falsa. Primeramente dieta no significa restricción de alimentos, ni morirnos de hambre, dieta significa la cantidad de alimentos que comemos en un periodo de 24 horas.

Es cierto que la tendencia a la obesidad se hereda. Pero esta tendencia puede desarrollarse o no, de acuerdo al estilo de vida que llevemos. Es probable que nuestra herencia nos lleve a engordar con facilidad, pero esto no sucederá si comemos adecuadamente y hacemos una vida sana, es decir, con apropiada actividad física. Claro que se puede bajar de peso aunque la obesidad esté escrita en sus genes.

  • Para adelgazar, la única solución es no comer.

No, no se trata de no comer sino de comer bien, es decir, exactamente lo que el organismo necesita. La reformulación correcta de este mito sería: para adelgazar hay que comer con inteligencia.

  • Lo mejor es matarse de hambre y comer una vez al día.

Está comprobado que esta teoría es errónea. El ayuno prolongado hace que suba el nivel de glucosa en sangre produciendo más apetito. Una de las claves del éxito de una dieta es que no induzca deseos descontrolados de comer. Hacerlo poco varias veces al día, sin saltearse ninguna comida, es lo ideal.

  • Si hoy comí mucho no importa, mañana lo compenso.

Gran error. El organismo tiene memoria y, si se le quitan nutrientes en forma brusca un día, en la próxima ingesta los almacenará para utilizarlos cuando los necesite. Por eso, lo mejor es ingerir cantidades regulares todos los días. Comer con regularidad es hacerlo con inteligencia.

  • Hay zonas del cuerpo en que es imposible adelgazar.

Hay partes del cuerpo más rebeldes que otras, pero no imposibles si la dieta y la actividad física se eligieron con inteligencia. Quizá nunca tengamos muslos muy delgados si ésa es nuestra zona rebelde, pero seguramente lograremos reducir algunos centímetros si nuestra opción fue la adecuada.

  • El pan debe estar prohibido.

Muchas galletitas, que teóricamente están permitidas en las dietas, engordan más que el pan. Una rebanada de pan integral es sana, no tiene un gran aporte calórico y mejora el tránsito intestinal.

  • Las dietas no pueden seguirse de por vida.

No pueden hacerse siempre sólo aquellas dietas muy restringidas en calorías o del tipo en que se basan con la inclusión de un “elemento estrella” (por ejemplo, las dietas grasas o proteínicas) destinadas a bajar los primeros kilos rebeldes. Las falsas creencias siempre conspiran contra el éxito de la dieta. Nunca les de importancia problemas en seguir siempre un plan alimentario racional con un buen equilibrio calórico y nutricional.

  • No es bueno tomar muchos líquidos, porque “hinchan”.

Absolutamente falso. Cuanta más agua se beba durante la dieta, tanto mejor. Tres litros diarios sería lo óptimo. De esta forma se estimula la diuresis, se eliminan toxinas, se mejora la piel y el tránsito intestinal, y se facilitando el descenso de peso. Beber abundante agua no sólo la ayudará a bajar de peso sino que también mantener hidratada  nuestra piel.

  • Hay que bajar continuadamente 2 kilos por semana.

Esta información errónea conspira contra la dieta porque lleva a la frustración. Cada cual tiene su propio ritmo de descenso. Además, éste no se produce en forma continua y regular. A veces, incluso durante la dieta, hay momentos en los que se aumenta por causas diferentes. Las mujeres, por ejemplo, tienen marcadas diferencias hormonales que influyen sobre el peso. No hay que desanimarse. La curva de descenso no es regular, tiene altibajos y esto es perfectamente normal.

Y recuerda no empieces una dieta que termine algún día, comienza un estilo de vida que dure para siempre.

 

Lic. Nutrición. Egresada de la Universidad del Valle del Fuerte, práctica en Centro de Salud (Los Mochis), servicio social en Hospital Fátima S.A de C.V. Integrante del programa de comunidades saludables 2012, juego, me divierto y aprendo comiendo bien “por mi salud”.

 

 

Etiquetas: Nutrición, Judith Mendivil