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La migraña y su relación con la alimentación

Este trastorno de tipo familiar, que en promedio al 10% de la población, es más frecuente en mujeres y puede comenzar a cualquier edad.

El 90% de las migrañas son causadas por tensión muscular o son de originadas por una inflamación de los vasos sanguíneos cerebrales.

Los primeros síntomas de que hay una deficiencia en el organismo son la falta de energía, cambios repentinos en el estado de ánimo y el deterioro de condiciones ya existentes como resfriados, gastritis, colitis, e incluso la migraña.

El dolor de cabeza o cefalea es el síntoma doloroso más frecuente. Es un malestar intenso y pulsátil que suele localizarse en un lado de la cabeza. La migraña es recurrente y dura varias horas o días.

La molestia que provoca la migraña es intensa e incapacitante y a veces obliga a la víctima a permanecer en un cuarto oscuro y/o acostado. Los ataques de migraña suelen acompañarse de falta de apetito, náuseas y vómito. El ataque de migraña puede ser desencadenado por factores psicológicos, ambientales o de la dieta.

Ha sido difícil el corroborar el vínculo entre la migraña y la dieta, de hecho aún existe mucha controversia al respecto.

Cuando un individuo padece de migraña, se puede sentir más atraído por alimentos más dulces y salados de lo que está acostumbrado a consumir. El resultado será que el cuerpo es aún menos capaz de tener un buen funcionamiento y lo que comenzó como un conjunto de pequeños síntomas, puede convertirse en una enfermedad.

Hay condiciones que desencadenan la migraña en individuos susceptibles, como alérgenos, constipación, estrés, mal funcionamiento del hígado, sueño escaso o en exceso, cambios emocionales, cambios hormonales, falta de ejercicio e incluso problemas dentales.

Las migrañas pueden ocurrir desde una vez a la semana hasta una o dos veces por año, y frecuentemente son hereditarias. Otro factor importante es el nivel de estrógenos en las mujeres: cuando los niveles de estrógeno son bajos (cerca del periodo de menstruación), se ha visto que algunas de ellas padecen migraña.

Estudios recientes proponen que las migrañas no solo se deben a una inflamación de los vasos sanguíneos cerebrales, sino también a una actividad nerviosa cerebral anormal; presentándose así, dolores de cabeza intensos a manera de pulsaciones.

Debajo de estos signos y síntomas, se encuentra un gran cambio en el sistema homeostático (regulador) del cuerpo, de tal manera que el control de glucosa en sangre, así como el organismo en general se desequilibran.

Algunos alimentos que se han asociado con la migraña y por lo tanto se deben evitar son:

  • Chocolate
  • Quesos añejo
  • Quesos duros
  • Alcohol
  • Nitrito (conservador que se encuentra en jamón y embutidos)
  • Glutamato monosódico (encontrado en salsa de soya y otros alimentos procesados)
  • Carnes maduras
  • Aguacate
  • Plátano
  • Cerveza
  • Col
  • Pescado enlatado
  • Berenjena
  • Levadura

Es difícil el hacer recomendaciones generales ya que varía el umbral de tolerancia de una persona a otra, pero a continuación mencionamos algunos buenos consejos:

Se ha comprobado que la ingesta frecuente de alimentos ricos en magnesio puede ayudar a mejorar y reducir la presencia de migraña. Algunos ejemplos son:

  • Nueces
  • Almendras
  • Cacahuetes
  • Frutos secos en general
  • Leguminosas
  • Cereales integrales
  • Vegetales de hoja verde (espinacas, acelgas, perejil); la clorofila que proporciona el color verde es rica en este mineral.

Hacer ejercicio regularmente también ayuda a disminuir los cuadros de migraña, al igual que masajes en cuello y cabeza para aumentar y mejorar la circulación en ésa área.

Lo más importante y lo que nunca se debe olvidar de hacer en estos casos es seguir un plan de alimentación saludable para obtener una salud óptima.


Lic. Nutrición. Egresada de la Universidad del Valle del Fuerte, práctica en Centro de Salud (Los Mochis), servicio social en Hospital Fátima S.A de C.V. Integrante del programa de comunidades saludables 2012, juego, me divierto y aprendo comiendo bien “por mi salud”.

Etiquetas: Nutrición, Judith Mendivil