12 horas para sobrevivir: el año de la elección (The Purge: Election Year)

“Un caso de asecho y persecución en una secuela más de una saga poco relevante”

Tras una medianamente exitosa segunda entrega y una buena primera entrega, llega la tercer parte. La cual, toma al protagonista de la segunda entrega y expande su historia.

Para el tipo de cinta que se presenta, esta está centrada en mantener escenas inquietantes y un alto grado de acción y violencia constante, por lo que el resto de los aspectos son mayormente descuidados.

En cuanto a historia, toma la misma premisa de las anteriores (el gobierno instituyo la “depuración”, lo que vuelve todo crimen legal por 12 horas), sin embargo, esta vez se ve amenazada esta tradición, ya que una senadora tiene una campaña que promete acabar con dicho evento.

Respecto a actuaciones, solo hay ciertos momentos de lucidez en ellas, pues si bien todos son funcionales, ninguno de los actores destaca de manera prominente ni logra robarse la película, lo que la vuelve algo olvidable.

La edición ayuda a la tonalidad de la cinta, pues realza la inquietud de las diferentes escenas con ayuda de las tomas; sin mencionar que el sonido acompañado de los sustos baratos (jumpscares) incorporados a lo largo de la película pueden tensar al principio, pero se vuelve molesto, predecible e innecesario muy rápidamente. Lo único destacable de la edición, es su música, pues si bien, no son composiciones originales, utiliza música contemporánea que refleja diversas ideas de buena manera, por lo que se reconoce que es una buena banda sonora.

Uno de los puntos fuertes del film, es su nivel de entretenimiento, sin embargo, esto puede ser por razones completamente diferentes a la intencionadas, pues constantemente hay peligro, los personajes se encuentran en movimiento y la desconfianza abunda en cada escena; el problema es que constantemente introduce clichés, chistes de mal gusto y frases racistas o estereotípicas en un esfuerzo de lograr ser un alivio cómico a la tensión, lo cual no logra, simplemente se percibe como comedia involuntaria en general.

En resumen, “12 horas para sobrevivir: el año de la elección”, con una duración de 1 hora y 49 minutos, es (quizá) un último intento por exprimir una franquicia que quiso extender su bienvenida, con una trama reciclada, actuaciones decentes (como máximo), sustos baratos, escenas inquietantes aunque con buenas tomas, una edición cuestionable, buena música y un nivel de entretenimiento medio; es una mezcla de sentimientos que se inclina más para mal que para bien. Por todo lo anterior, se lleva una calificación de 2 estrellas de 5.